Estudios sugieren que los primeros microsegundos pueden definir nuestra forma de pensar sobre alguien que acabamos de conocer. ¿Estas seguro de dejar una buena impresión en los demás?
No hay segundas oportunidades para una buena primera impresión. Constantemente nos sentimos culpables de no haber dejado la impresión que queríamos en alguien y por esta razón perdemos oportunidades laborales, de amistad y hasta sentimentales. Aunque resulta imposible volver el tiempo atrás y causar una excelente primera impresión, nunca es tarde para entender las causas y actuar para sonreírle mejor al futuro… y que él lo haga de vuelta.
Un estudio de la Universidad de Glasgow en conjunto con la Universidad de Princeton, que involucró más de 300 participantes, sugiere que en tan solo 500 milisegundos el ser humano se hace una impresión de alguien que acaba de conocer. Si pensamos que esa primera impresión es imborrable, nos enfrentamos a una realidad aterradora: un simple “Hola” puede definir nuestro futuro. Esta realidad sí que impresiona.
¿Entonces qué podemos hacer? Expertos en temas de comunicación pública y manejo de audiencias coinciden en que lo más importante es la actitud. Esa atractiva palabra puede ser la mezcla entre confianza, autoestima, seguridad y una pizca de riesgo. Aunque puede sonar superficial, la apariencia sí cuenta. Y cuenta mucho. No se trata de las prendas de vestir simplemente: se trata de lograr enviar un mensaje coherente de quién eres.
¡No actúes! Impresiónalos siendo tu mismo.
Hay una serie de factores que entran a la cancha en el juego de la actitud. No se trata que te conviertas en algo que no eres, pues solo conseguirás hacer el ridículo y es evidente cuando alguien pretende ser lo que no es. «Más rápido cae el mentiroso que el cojo». ¿No te ha pasado que conoces a alguien insoportable que no se muestra como es? Detestamos las máscaras. Pero eso no impide que podamos usar la imaginación para proyectar quiénes somos.
Te enseñamos algunos pasos muy útiles para empezar a trabajar en esa nueva primera impresión:
- Toma tiempo suficiente para verte bien: No se trata de usar ropa costosa o cambiar tu fisonomía. Es cuestión de pasar unos minutos extra en el espejo puliendo nuestra apariencia. Un buen peinado, un vestido acorde, maquillaje apropiado o una corbata que contraste pueden marcar la diferencia. Créelo. ¿O nunca has ido a un lugar donde el atuendo de alguien te haga admirarle?
- Un saludo firme vale más que mil palabras: No desperdicies una entrada triunfal actuando como un mimo. Saluda con firmeza y buen tono de voz. No te presentes como si estuvieras en un funeral.
- Mirada firme, pero sin exagerar: Los ojos hablan. Lo sabes. Más si te has enamorado. O si tu jefe te ha mirado con enojo. La mirada es poderosa y debe ser un reflejo de nuestra personalidad. ¿A quien no le agradan las personas seguras? A todos. Bueno a los envidiosos no tanto, pero si logras proyectar una imagen segura y llamativa, es posible que despiertes algunas envidias. De las buenas, claro.
- No hables de más: Llegó la hora de conversar… ¡Que horror! “Espero no decir ninguna estupidez” puede ser lo primer que venga a nuestra mente. La mejor forma de no cometer incoherencias al hablar es decir la verdad. Tal vez el consejo más difícil, pero el más efectivo. Por ejemplo, si se trata de una entrevista de trabajo, se claro y conciso, y siéntete seguro de tu trayectoria. No tiene que ser una hoja de vida de 2 kilómetros. A veces un mes de experiencia con una buena actitud puede arrebatarle el ansiado cargo a un experimentado.
- Sonríe, Te estamos filmando: Hablamos en sentido figurado (Aunque no te fíes, ahora hay cámaras en todas partes). Ten en cuenta que el cerebro actúa inconscientemente como una videograbadora. Una sonrisa, según expertos, tiene un gran impacto en el interlocutor. No tiene que ser sonrisa “de diseño”: con que sea honesta basta.
No esperes que la actitud te llegue de un día para otro. ¡Es como ir al gimnasio! Hay que empezar ahora. Las oportunidades son pocas y nosotros muchos. El momento de arriesgarse es ahora.