El momento de tu vida llegó. Pasaste la noche sin dormir, preparando la exposición más importante del semestre y tu profesor te pide que pases al frente. Respiras profundo y mientras caminas con tu USB notas que tus piernas y manos empiezan a temblar. Un ligero sudor frío pasa por tu frente y pasas un poco de saliva. Llegó la hora… Empiezas a balbucear ideas que suenan incoherentes (nada parecido a tus ensayos de la noche anterior)… Y es así como tu gran momento se evapora, sin que puedas hacer nada.

Tus compañeros a duras penas lograron entender algo del tema; tu profesor te mira con desaprobación y regresas a tu asiento con la frustración de no lograr impresionar a nadie, Hiciste el ridículo de tu vida frente a todos. Y por culpa de una mala comunicación.

Que mal momento. ¡Rabia, tristeza, frustración e impotencia! Aunque suene exagerado, esos sentimientos son algunos de los que se experimentan, de acuerdo a psicólogos y especialistas, cuando un estudiante se expone a hablar frente a un público y fracasa. La comunicación efectiva es más que fundamental… ¡es la única vía!

Pero los estudiosos del tema van más allá: estas experiencias pueden dejar secuelas de por vida, y ser las culpables de la frustración en la vida laboral. «Son miedos sin resolver que, aunque parecen simples episodios de colegio y universidad, son la razón para que muchos no logren lo que se proponen» explica la Doctora Silvana Niño, psicóloga que ha tenido a su cargo durante varios años a estudiantes de colegios y universidades de Colombia.

«A cualquiera le da miedo pasar al frente. Diría que a todos, pero algunos saben manejarlo. Los que no, terminan con sentimientos de frustración, en ocasiones severa» explica la Doctora Niño.

Y tiene mucha razón: todos sentimos temor, pánico o sentimientos extraños -como un nudo en el estómago y la garganta- a la hora de exponer, hablar en clase o en el trabajo. Ni hablar de las entrevistas laborales ¡terminan siendo un desastre!

Y entonces ¿Qué hacer?

Tu cuerpo te delata y hay que controlarlo. La voz entrecortada, pasar saliva sin control, sudor frío en las manos y nerviosismo que se nota en la mirada, son tus enemigos. TODOS lo notan, no lo dudes. A la hora de hablar en público ten en cuenta que el control de la respiración es la clave. Ser consiente del proceso respiratorio te ayudará a relajar la mente y mantener control sobre tu cuerpo.

Es importante verte y sentirte cómodo. Podrás lograrlo fijándote en la forma en que miras a tu público: el contacto visual es definitivo para crear una conexión exitosa con el auditorio. Sí andas mirando al techo o al piso, demostrarás que te sientes inseguro y perderán interés en tu exposición. No está mal que te armes de una botella de agua y bebas cómodamente, sin afanes. Las manos deberán moverse de acuerdo al tema. Úsalas para enfatizar e involucrar a los asistentes. Camina por el espacio que tienes cerca. ¡No te congeles en un solo lugar!

Tus compañeros, tus profesores, hasta la niña o el chico que te gusta, todos ven el manojo de nervios en que te conviertes cada vez que pasas al frente o participas en clase. Cámbialo ahora. Seguramente has visto a grandes personajes hablar de la forma en que tú quisieras hacerlo. También fueron tímidos. Y tu también podrás ser como ellos, no pierdas más tiempo. Actúa y controla tu cuerpo, tu mente y tu timidez. O las oportunidades se irán volando.

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